Ayer se celebró la Diada de Sant Jordi aquí en Barcelona. 
El día amaneció con el frescor de la primavera recién instalada y una luminosidad motivante. Uno se encontraba con vendedores de rosas en cada esquina, y la gente parecía más activa y sonriente.
Me pasó igual el año pasado, sentí una felicidad y tranquilidad al caminar, un tanto ingenua y sin mucho fundamento "racional", pero muy agradable. Parecida a esa que uno siente el día de su cumpleaños, al levantarse. Lo se, es demasiado ingenuo, demasiado naive, pero saben qué?. Me gustó sentirlo!.
Un Jordi programador (pero no el mío...ups!, tengo un Jordi! ;-) ) me comentó:
es que me enoja, me felicitan y yo no hice nada por esto, me tocó llamarme Jordi y listo. Diferente del cumple, porque uno hace el esfuerzo por nacer (me encantó!), pero que te feliciten por tu santo...
Y yo le comenté que me pasaba lo mismo, cuando un chico me decía que era linda, yo pensaba: pero eso comentáselo a mis papás, yo no tengo nada que ver. Si me decía que era interesante o simpática, hasta me gustaba más que lo de linda... .
Pero hoy creo que si es una cosa buena y simple y que además nos regalan (la felicitación por el santo/patrono por ejemplo), por qué no disfrutarla sin más?.
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