19.3.07

Blog colectivo

Tema de hoy: los colectivos.
Me disponía yo a tomar el transporte urbano de pasajeros con el fin de dirigirme al alto centro de estudios llamado Universidad Católica de Salta, cuando se me presentaron varios dilemas: lugar de abordaje, número de línea al destino requerido, costo del boleto. Fui resolviéndo dos de ellos gracias a mi agudo sentido común. Sabía que la línea era la nº 5, tenía que averigüar si era la "A" o la "B". También sabía que pasaba por Zuviría, por lo que caminé hasta el poste de paradas más cercano, y efectivamente figuraban allí, entre otros como 6 A y B, y varios 7, los 5 buscados. Miroteé a mi alrededor y vi a una chica con anteojitos y carpetas en la mano. Ataqué. "No sabés cuál va a la Católica?". "El 5 "A". Fantástico. Para venir a Sanlo, el boleto cuesta $1, así que asumí que si no eran los $ 0.90 que alguna vez había pagado, más de $1 no me costaría el viaje, por lo que apronté un solcito con bordes plateados a mi mano desocupada y más práctica para recepción y pago del boleto, la derecha. Sólo quedaba una cuestión. Identificar a distancia el bendito cartelito indicativo.
Bueno, no debe ser muy difícil. El 5 A que va a la Católica, tiene además un cartelito rojo en el borde inferior del parabrisas que dice "CATÓLICA". Súper fácil.
Empezaron a pasar los SAETAS, pintados todos iguales, blancos y azules, con lo que el encuadre visual debía centrarse y concentrarse en el borde superior izquierdo del bondi, de manera de identificar el número e "inciso" rápidamente, y proceder a la conocida seña de "pare colectivo", es decir brazo extendido perpendicular al cuerpo.
Se aproxima un colectivo, me acerco al cordón de la vereda, leo que es un A, veo que tiene un cartel en rojo que no llego a distinguir, me mando, saco la mano, el conductor va frenando... . A cinco metros corroboro: que era A, que el cartelito rojo decía "Ciudad Judicial", y que el número 5 que me jugaba que era, tenía una redondez extra y se había convertido en 6. Bueh, menos mal que subió gente en esa parada, no lo había hecho frenar al cuete... .
Segundo intento. Me concentro ahora en determinar el número, y después leo cartel. Viene cole, Aimar enfoca, determina que es un 5, se emociona!, se acerca al cordón....!!!! y cuando está a punto de hacerlo parar, ve también que el 5 que se aproxima, es el B, B de barrio, barrio Tres Cerritos. Puff, cuánta emoción señores!.
Vamos a por el tercero, que viene pegado al cuarto. La p q lo p, no veo el de atrás, y como otras personas paran al de adelante, trato de pispear de q se trata. Es un 5!!!!!. Es un 5 A!!!!!!. Corro, empujo a otras personas!!!!!. Me acerco a la puerta del vehículo casi detenido!!!!. Y pregunto al conductor (dado el apuro del caso): ¿Va a la Cat......?. Antes de terminar, el fercho ladea su cabeza de izquierda a derecha, con mirada entre cansada y resignada por la frenada inútil, y sigue su ruidoso camino.
Epa!. Me empiezo a preocupar. Los minutos corrían y la lluvia se acercaba temerosamente en la mañana de viernes. Che, estaré bien yo?. Y cada vez me costaba más ver los famosos cartelitos de los coles!.
Finalmente, un SAETA, blanco y azul, viniendo por Zuviría, con cartelito inferior derecho rojo, y número y letra correcta en su borde superior izquierdo, pasa a los minutos, y lo abordo contenta y aliviada ya, pudiendo concentrar mi mente desocupada y mi cuerpo asentado cómodamente, en las tareas a realizar en el Campus Universitario de Castañares.
A las dos paradas sube un viejito que se agarraba de todos los caños para caminar y avanzar. El colectivo estaba lleno de humanos menores a 25 años, con equipaje de mano o espalda acorde a la época del año, o sea principios de marzo, o sea recién comienzan las clases, o sea dos hojas y una lapicera. Cuando yo era chica y subía a un cole, iba todo el viaje viendo quién subía en las paradas, y si era una señora embarazada, viejitos, o alguien que yo consideraba que necesitaba el asiento, salía expulsada del mismo con ansias y decía: "Sr./Sra., siéntese". Ya más grande, esa ansiedad no existía, pero sí el observar la necesidad y ceder asiento inmediatamente. Pueden creer que el viejito en cuestión avanzó hasta la mitad del colectivo y no hubo ni un pibe que se levantara, ni siquiera que hiciera el ademán de levantarse?. Pueden creer que recién llegado a la mitad del vehículo vi yo al anciano (puesto que me había acomodado en los asientos que dan la espalda al conductor) y en ese momento me paré y dije "Sr." y ahí, dos chicos más le dijeron que se siente?. El viejito no aceptó la oferta de nadie y caminó unos metros más, hasta que se sentó en otro asiento casi al final de la unidad.
Loco, los pibes son o se hacen?.

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