8.5.08

Viceconsulado de Italia: siga participando

Me apersono nuevamente en calle Mallorca 270, esquina Aribau, donde se encuentra el inmueble en el que desarrolla sus funciones el Viceconsultado de Italia en Barcelona. Esta vez, 7:55, ya se encontraba la escribiente haciendo fila, con ojos poco frescos, cabeza reiniciándose y papeles varios para que el tedio de la espera se transforme en producción en espera.
Pasan los minutos, las conversaciones de cordobeses y porteños juegan alrededor, los trabajadores de la zona sortean argentinos sentados en el piso, el frescor de la mañana comienza a incidir en la intensificación del deseo de llegar a la puerta, se vuelve frecuente la visualización de uno mismo en aquellas personas que ya están saliendo, prestos ellas a pagar tasas, enojadas por no cumplimentar determinados requisitos, aliviadas por tener los trámites en marca... .

Pensándolo bien, estos deseos reprimidos y nunca cumplidos, de llegar a la puerta, de que te atiendan bien, de que te atiendan!, de que te informen lo que corresponde sin ladrar..., no vendrían a ser fantasías?. No serán utopías del 1º mundo?. Sigue la escribiente paradita en su lugar de la fila, firme como rulo de estatua, estoica cual Zenón frente a su pórtico, valiente, atenta, esperanzada... hasta que ve al portero.

El portero, aparentemente de apellido Cerbero, demuestra un celoso respeto por la cantidad de números a entregar y espanta a los vivos que se acercan a preguntar. Eso sí, a los que quieren salir, no les pone trabas, no vaya a ser que se les ocurra hacer piquete y cacerolazo ahí adentro, y a la hora del almuerzo organicen una olla popular. Dicho hombre, ojos agobiados, se limita a comunicar que la atención del día de la fecha ha sido suspendida y a agregar frases groseras y rayando la falta de respeto, potenciadas y proporcionales a la lógica de las preguntas de nostálgicos, tangueros, laburantes, verduleros, filósofos, soñadores, poetas y locos.

Media vuelta, arrivederci!, a ver si para la próxima se viene con la lección aprendida, despertador, mate, zapatillas y un saquito por si refresca.

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