14.5.09

Dos añitos ya

¡Qué gran barbaridá!
El tiempo viene pero también se va;
cuando uno lo llama, tarda,
y sin esperarlo, vualá,
ya no está.

¿Entonces qué hago má?

Paladeá. Saboreá. Pensá. Observá.Disfrutá.


Del día a día,
de ver cómo llovía,
de las tartas de tu tía,
o en su defecto, de galletitas María.

No es que sea todo alegría:
demasiada algarabía,
en esta vida
que hasta a veces no parece mía.

Pero tampoco es insanía,
ni amarga rebeldía,
o falta de compañía.

Es, si quería,
amanencer y ví que vivía,
tan rico el almuerzo, que aplaudía,
intensa la tarde, y lo conseguía,
cansina la noche y junto a él, gemía.


Chavala, deja ya de joder
porque la lías;
no te enrolles mujer,
que contigo todo fluía.

No olvides sonreir
por tus alegrías,
no dejes de agradecer
por tus mejorías,
no temas decirle
lo mucho que lo querías,
lo bien que te hizo su sabiduría.


Y dedícale en silencio,
a quien a tí te parezca,
unos cuantos de esos avemarías.

Ála, andando tía!

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