24.3.08

Biblias y calefones. Y turismo.

unas quemándose, otros apagados... . Nada, se murió Guinzburg. Viva Guinzburg.

Ir muy abrigado en la vida dificulta, entre otras cosas, la tarea de sacar fotos. Para poder tomar una foto, hay que seguir ciertos pasos, a saber: sacarse los guantes (los 9ºC lluviosos de Bilbao ameritaban tal prenda en mis manos), abrir cierre de la campera donde se guarda la cámara, sacar cámara y a la vez de su estuche, guardar estuche nuevamente en bolsillo con cierre y cerrarlo, colocarse cordón de la cámara alrededor de una muñeca (la propia, no una barbie, aunque muchos quisieran acordonar a una barbie...uf, hoy "se me va la olla" malamente!)y que ya va salvando la vida de mi Mu dos veces. Ver el tema de la luz, el enfoque, las mil funciones que estudiamos y ahora no nos acordamos dónde están dentro del menú, probar con varias, decidir la mejorcita... y tomar la foto, que a esta altura puede adjetivarse de "bendita foto". Ahora el proceso inverso. Vamos, todos conmigo. Apagar la cámara, abrir cierre de la campera y agarrar estuche, sacarse el cordón de la cámara, guardar cámara en estuche, colocar cámara en bolsillo, cerrar cierre, acomodarse los pelos que a esta altura amenazan latigosamente la cara, respirar, ponerse los guantes. Levantar la vista y descubrir que girando 45º a la derecha hay una vista espectacular de la ciudad bajo el cielo celeste y a los pies del monte que está todo verde, al que se sube por un tren con cremallera del 1900, todo en el ángulo correcto y con el sol a pleno que acaba de salir!!!!. Imaginen hacer todo el proceso de extracción bolsillística de la cámara cuando se nos está yendo la foto de nuestras vidas... . No, si ser turista es una lucha!.

Van fotos de San Sebastián y Bilbao. Viaje en el que la pasé muy bien, a pesar de la lluvia y el frío que se hicieron presentes. Miedo casi incontrolable al cruzar el puente que atraviesa el solar del Guggenheim y ganas de volar ante la magia de las formas, descanso en la orilla del mar, risas con el aire a gran velocidad, sorpresa ante tanta ropa de marca y cirugías desfilando en pasarela... .
Estuvo bueno el país Vasco.
Abrazos.

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